CUENTOS DE MI PUEBLO
ARISTIDES UREÑA RAMOS*
aristides_urena@hotmail.com
C aminando por la calle que lleva para las Delicias, entre las últimas casas de las afueras de Santiago y el campo de aterrizaje, mi hermano Avelino y yo nos encontramos con una curiosa tumba que tenía una cruz de madera y un cartón donde habían colocado la foto de un Periquito vestido de aviador, con un escrito que decía: ‘Nació en un potrero de Atalaya en 1967 y aquí murió en 1969’, y con letras en grande habían escrito un epitafio que decía: ‘!ESO TE PASÓ POR BOCÓN!’.
Avelino y yo comenzamos a reírnos de la curiosa sepultura, pero fuimos interrumpidos por la presencia de un señor vestido de caqui y quepis, que se acercó diciéndonos:
- ‘Esto fue un gran evento y todos los animales quedaron mudos de tanto revulú’-... el señor se agachó y comenzó a arreglar la tumba… y continuó diciendo: -‘¿Quieren saber la historia del Periquito rofión?-
Mi hermano y yo estábamos sorprendidos, pues, este señor que apareció de improviso, quién sabe de cuál lugar, vestido como un viejo piloto de avión, se dirigía a nosotros con una fuerte voz, pero gentil y amable, y nosotros no sabíamos qué responderle. Entonces fui yo que, retrocediendo un paso, le dije: -‘Sí, por favor, señor, cuéntenos qué fue lo que le sucedió así tan grave a ese periquito’.-
Respondí así por la gran curiosidad que me había causado este señor… y porque pensaba que era un piloto, porque estábamos a la orilla del llano del aeropuerto de Santiago... donde hoy día está el CRUV.
-‘Pues, siéntese allí, que ahorita le narro el cuento’. –Así nos dijo el viejo aviador y nosotros obedeciéndole nos sentamos en la tierra, frente a la tumba del periquito... y él comenzó a echarnos el cuento de esta manera:
‘Eran las fiestas de Santiago Apóstol y en este mismo lugar donde nos encontramos sentados se habían reunido todos los animales de Santiago y los venidos desde los caseríos cercanos… las fiestas patronales estaban en todo su apogeo, fue así que, como a las tres de la tarde, los animales se agruparon en forma de círculo, como si fuera una barrera, debido a que se iba a realizar la gran competencia entre los animales con plumas más fuertes de la región…
En el centro de la barrera se colocó una pajita de faragua… el desafío consistía en subir lo más alto posible en el cielo y tirarse a recoger la pajita sin tocar el suelo.
Y fue así que llamaron a Gallo Galo como primer participante... todo el mundo aplaudía al Gallo, que dio la vuelta para hacer ver sus bellas alas... pero en ese momento entró el Periquito y comenzó a gritar a los jueces y al público: ‘Déjense de pendejadas… el más berraco aquí soy yo, el mejor competidor que existe en todo Veraguas… y qué va compa… a estos gallos me los jarto uno cada mañanita’.- No había ni siquiera terminado de hablar cuando el público, molesto por tanta arrogancia, le comenzó a gritar groserías y bastó eso para que el juez Gallote agarrara al Periquito por las patas y lo alejara del centro de atención... y así el Gallo Galo comenzó su exhibición, subiendo en el aire… 1 metro, 2 metros, 3 metros… y se lanzó rozando el suelo y cogiendo la pajita… y la gente en delirio aplaudiendo al gran héroe.
Y así llegó un Palomo blanco que, abriendo las alas, trataba de embrujar la platea, que lo admiraba con mucha reverencia… pero de repente entró el Periquito y se puso al lado del Palomo y comenzó a gritar: ‘Déjense de pendejadas, el más berraco aquí soy yo, el mejor competidor que existe en todo Veraguas... y qué va compa… estos palomos me los como dos cada mañanita y uno en la tardecita y si no me creen se los demuestro de una vez!’. Y… una vez más, el público molesto comenzó a gritarle y a tirarle cosas y llegó el juez Gallote… lo agarró por el pezcuezo y se lo llevó… El Palomo comenzó a volar… subiendo 3 metros, 4 metros y los presentes aplaudían, a 7 metros y se lanzó con toda la fuerza que tenía, bajando con un acrobático vuelo, agarrando la paja de faragua, rozando el suelo y subió en vuelo… los animales en delirio aplaudían la hazaña del Palomo...
Y fue así que al centro del escenario apareció un Gavilán Pío Pío de color amarillo… y las gallinas culecas, las palomas estremecían sus alas y las titibúas comenzaron a cotorrear entre ellas. El Gavilán era un bellísimo ejemplar y comenzó a tirar besos a la platea… pero… cuando menos se lo esperaban… llegó el Periquito corriendo y se puso a gritar: ‘¡Noooooo, qué va compa!.. de estos gavilanes me como tres cada mañanita y uno en la tardecita y si no me creen se los demuestro de una vez… y es ya!’… los asistentes bravos comenzaron a protestar y a gritarle groserías al Periquito… y… llegó el juez Gallote agarró al Periquito por el pesquezo… pero, cuando se lo iba a llevar, el Gavilán Pío Pío alzó la mano y pidió al público que lo escuchara... ‘Si Tío Perico dice que es más berraco que todo el mundo, que lo demuestre ya… démosle una oportunidad’. Bueno, todos escucharon en silencio sin aprobar para nada lo dicho por el Gavilán... entonces, el juez Gallinazo se acercó al centro de la escena y dijo, mirando a los ojos al Periquito... ‘Si tú eres el mejor, demuéstralo’... y liberó al Periquito, que comenzó a repetir: ‘Déjense de pendejadas, el más berraco aquí soy yo’.- Y el Gallote le gritó: ‘¡Cállate y demuéstralo!’...
El Periquito, con sus alitas pequeñas, comenzó a subir 50 centímetros… y los animales comenzaron a reír. El Periquito subió de una vez a 5 metros, pero se veía que estaba en dificultades y los animales que se morían de la risa y el Periquito comienza a pujar y sube, sube… sube hasta 20 metros y los animales se quedaron asombrados… y comenzaron a gritarle: ‘¡Ya está bien, deja, deja y tírate!’, pero el Periquito, a pesar del gran esfuerzo y viendo que los observadores estaban sorprendidos de su gran hazaña, sacó coraje y siguió subiendo y subiendo, hasta que se desapareció en el cielo… no se veía más… Y los animales estaban sorprendidos, porque el Periquito había desaparecido en el cielo... de repente alguien gritó… ‘¡Allí viene, allí viene!’… y se ve un puntito en el firmamento, y poco a poco se comienza a distinguir al Periquito que venía cayendo a gran velocidad, sin controlar el cuerpo, girando en torno a sí mismo y gritando desesperadamente: ‘¡Echen paja, echen paja, echen pajaaaa!’.
*ARTISTA VERAGÜENSE RESIDENTE EN FLORENCIA, ITALIA
- LAS EDUCADORAS DE VERAGUAS -
Abusión en la canchita de la Central de Santiago
(donde hoy es AEVE-FOTO2MIL)
Por : Arístides Ureña Ramos
(Le voy a contar un cuento, a mi hermanita menor Onanchy)
Hace muchos años, cuando de pequeño mis padres, repentinamente comenzaron a prohibirnos, ir a jugar al parque que se encontraba a lado de la canchita de la Central, fue porque comenzaron a circular ciertos rumores extraños, que hablaban de apariciones de noche y de día..eran sobre una niña que, confundiéndose entre los demás, jugaba meciéndose en el trapecio del parque. Algunos juraban haberla visto de madrugada, otros decían de haberla visto, de tardecita, entre los niños, en el parque y en los patios del vecindario, siempre solitaria y con una embrujadora sonrisa en su carita.
Las cosas comenzaron a preocupar a los santiagueños y entre las “vainas locas” que se decían, para dar respuesta a las apariciones, escuché esta curiosa versión…..Fue así que mi Abuela -que de “cosas raras” entendía todo- nos relató lo acontecido, explicándonos que no debíamos tener miedo, ni preocuparnos de las abusiones, sobre todo, de la abusión de la niña que aparecía en la canchita de la Central del pueblo....
Corrían los inicios de los años 1960 y a la ciudad de Santiago llegó un Circo procedente de Europa. Los componentes del grupo, en su mayoría, eran gitanos. Acamparon con sus variopintas carretas en un escampado, frente al matadero, entre la Canchita y Avenida Sur, donde actualmente se encuentra la Piscina y el Gimnasio Municipal. El evento fue todo un acontecimiento ya que en la ciudad de Santiago, no pasaba nada, aparte de los chaparrones nocturnos de octubre. La rutina de tardecita en el pueblo era siempre la misma, con sus filas de estudiantes que iban y venían de la Escuela Normal…así que la llegada del Circo era un gran suceso para los aburridos moradores de esta ciudad.
Los cartelones publicitarios, traídos por los gitanos, llamaban la atención sobre las magníficas fieras: tigres de bengala, elefantes africanos…también malabaristas, trapecistas y payasos eternamente sonrientes. Entre estos cartelones había uno con una gran fotografía que reproducía a una bellísima mujer con un espectacular cuerpo que, suspendida en el aire, volaba disparada por un cañón y se anunciaba con grandes letras: LA MUJER CAÑÓN
Sí, fue esta última de la atracciones, la que hipnotizó extraordinariamente a los santiagueños: LA MUJER CAÑÓN. Sin embargo, contrariamente a lo que todo el mundo esperaba ver, la espectacular figura, presentada en los cartelones publicitarios no correspondía, en lo absoluto, con la verdad… Se corrió la voz, por todo el pueblo, de que dicho personaje era una mujercita gorda y enana…. una pequeña criatura, que por su apariencia gastada, podía verse que contaba con cierta edad. Todo el mundo corría a ver si lograba observar a la desventurada criatura, y los comentarios que se escuchaban por todos los rincones del pueblo eran que además de ser gordita, fea, y enana, tenia bozo y patillas como los hombres. Estos rumores provocaron que todos los vecinos se acercaran, en procesión, a mirar, aunque fuese de lejos, al tremendo fenómeno traído por el Circo: aquella mujercita que todos llamaban la Mujer Cañón, a pesar de que nadie conocía el porqué de aquel misterioso nombre.
No sabría decirles dónde mi Abuela escuchó, por primera vez, la historia, pero con una seriedad única y severa nos afirmó que esta pobre criatura, cuando todavía era muy niña, incapaz de comprender su fatal destino, fue comprada por el propietario del Circo, un hombre huraño y amargado, que se divertía maltratando y castigando constantemente a la pequeña mujercita.
Al segundo día de encontrarse el Circo en Santiago, después de una dura jornada de trabajo, la diminuta criatura se vio sometida a la furiosa violencia de su patrón, a altas horas de la noche, sin que ninguno interviniera en su ayuda. Tal fue la paliza que recibió la pobre mujercita, que no lograba subir a su cama, la mal oliente carreta donde vivía encerrada, sin ventanas, ni luz alguna…y esa noche la oscuridad era horrenda. Desconsolada y en su triste soledad, trató de arrastrarse para alcanzar su lecho, cuando de repente comenzó a sentir un sutil rumor, era como estuvieran silbando suavemente, se podía adivinar, por el zumbido, que eran mas de dos personas silbando. El efecto de los silbidos eran tan dulce que aliviaba el dolor. Entonces giró la cabeza, intentando comprender de donde venían esos silbidos,. Buscando y buscando, miró sobre el techo de su carreta y vio un minúsculo foco de luz que poco a poco aumentaba de intensidad; en el interior del foco, observó un remolino y dentro de éste a cuatro mujeres sonrientes, de cabellos largos que, como serenas madres, silbaban una dulce canción. De allí salió, de improviso, un torbellino de vientito fresco que lentamente cubrió su lastimado cuerpecito con un caluroso abrazo restaurador... a medida que el silbido aumentaba dulcemente, sentía como, poco a poco, se levantaba del suelo, y pudo colocarse en su cama; al momento, pudo darse cuenta de que estaba rodeada de las señoras silbadoras del centro del foco de luz.
Fue así que, en tierras veragüenses, la desdichada “Estrella del Circo”, pudo confesar sus penas a las Serenas Madres y a los vientitos frescos que bajan en las madrugadas desde las montañas de Santa Fe...Llegó un momento en que, la cantidad de luz era tal, que las siluetas de los cuerpos se derretían en sus mismos contornos, las Serenas Madres, en voz baja, prodigándole tiernas caricias, le dijeron lo siguiente:
-- “Hemos guiado a nuestros hijos y a nuestros nietos por el camino recto, hemos criado a los hombres de ayer, los de hoy y los de mañana. Hemos sido hijas, novias, esposas, sin descansar de nuestro papel de EDUCADORAS. Nada hemos pedido a cambio; los hombres nacen de las mujeres pero son distintos de las mujeres, porque la fuerza de nuestra tierra se basa en nuestro sacrificio y por eso, somos la riqueza de la región. Somos MAESTRAS en dar luz allá donde hay oscuridad.”--
La mujercita, con su triste rostro, marcado por secas lágrimas, seguía con mucha atención las dulces voces, y con un tímido hilo de voz, respondió:
La Luz aumentó su brillo y continuó aumentando hasta desmayar a la noche ante el día y el amanecer se comió a la oscuridad.
El día de la presentación del gran espectáculo circense, la enana fea y gorda, que todos llamaban Mujer Cañón, salió ante el publico, vestida con el mejor vestido de estrellitas brillantes que tenía y no pasó inadvertida, ante todos, la feliz expresión dibujada en su rostro; en sus pequeñas manos apretaba una cruz… Entró, entonces, en su cañón, y al redoble del tambor fue disparada. En ese momento, todos pudieron ver cómo subía, subía en vuelo… de pronto, se rompió el telón del circo y alguien que pareció bajar del cielo tomó a la Mujer Cañón y se la llevó; desapareció, así, de la vista de todos y no regresó nunca más: nadie jamás volvió a ver a la Mujer Cañón.
Mi abuela concluye el relato afirmando:
- …fueron las Brujas Educadoras del Anòn que se la llevaron a las serranías de Santa Fe, para que gozara y viviera su eterna niñez. Y es por este motivo que regresa y continuará regresando, como una feliz ABUSIÓN al lugar donde cumplió su misión. El terreno donde antes estaba la canchita, debe ser centro de Luz de Sabiduría, donde las EDUCADORAS VERAGÜENSES brillarán a través de los siglos.
Florencia 1983
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